Nietos,
Yo nací hace mucho tiempo, como dicen ustedes, casi comparto el mundo con los dinosaurios. Estos años, niños, no han estado vacíos. Tuve tiempo de enamorarme de la abuela, de proponerle matrimonio, de tener tres hijas maravillosas, de hacer una carrera, de conocer muchas partes del mundo… pero, ¿saben para qué es para lo que más he tenido tiempo? Para equivocarme. Para cometer errores. Para seguir caminos que solo me llevaron a profundos abismos. Para pedir perdón.
No me arrepiento de los errores que cometí, porque son esas cosas las que me llevaron a ser la persona que soy hoy, que finalmente lograron que construyera esta familia que los recibió a todos ustedes con los brazos abiertos.
Yo no quiero que ustedes sean perfectos, pero no quiero tampoco que cometan los mismos errores que yo.
Cometan errores que sean solo de ustedes: propios, originales, auténticos.
Para eso, quiero dejarles unos consejos. No sigan los caminos equivocados que yo ya comprobé que no los van a llevar a ninguna parte.
Espero que se les graben estos consejos para que cuando sean ustedes los viejos puedan decir que cometieron tantos errores como su abuelo, pero que nunca fueron los mismos, que ustedes fueron originales, que se equivocaron en cosas que nadie nunca se había equivocado.
Equivóquense, niños, que la vida es más sabrosa así.
Los amo mucho,
Toto.